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Consejos para la cosecha y el almacenamiento de los granos del INTA

Agro 03 de mayo de 2016 Por Radio ADN 97.9 FM - Rafaela
El INTA publicó un artículo donde aconseja que hacer con los granos cosechados, después del temporal que sometió a nuestra zona a 20 días consecutivos de lluvias.
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Las lluvias comenzaron el 1 de abril y continuaron, con diferentes intensidades, a lo largo de 20 días. El fenómeno ocasionó el anegamiento de extensas regiones de nuestra provincia y el ascenso del nivel freático hasta la superficie en muchos sectores. 

Las consecuencias de estas condiciones sobre los diferentes sistemas productivos, han sido tratadas en este mismo espacio por muchos especialistas.

En esta oportunidad, se plantea la situación de los cultivos agrícolas, especialmente la soja; el estado en que quedarán los suelos, algunas acciones futuras y consejos para la cosecha, post-cosecha y almacenamiento de los granos. 

Los cultivos

Si bien en la región centro de Santa Fe aún estaban en pie lotes de maíz y sorgo antes del temporal, éstos no han sido tan afectados como el de soja. 

En cuanto a la soja de primera, solo se habían cosechado algunos lotes y el cultivo se encontraba en madurez fisiológica. 

El suelo anegado, la alta humedad ambiente y temperaturas elevadas durante más de 15 días, provocaron la infestación de hongos en las plantas, lo que causó el manchado de las vainas.

Se observan granos con un gran deterioro del tegumento con micelio expuesto y crecimiento de diferentes tipos de hongos. Además, ha ocurrido la apertura de las vainas y la germinación de los granos en la misma planta. 

El daño ambiental reflejado en la sanidad de la semilla fue agravado en aquellos lotes que tuvieron altas densidades de chinches, donde la imposibilidad de realizar los controles oportunos provocaron el aborto o la deformación de los granos y la penetración de microorganismos patógenos que afectaron aún más su calidad y por consiguiente, el rendimiento.

Ante este panorama, los lotes de la región presentan un alto porcentaje de granos dañados, lo que implicaría, en una situación normal, el rechazo de la mercadería. Esto podría evitarse si las normas de calidad y tolerancias de recibo por parte de las empresas acopiadoras fueran modificadas.

Frente a esta realidad se pueden plantear diferentes situaciones:

1.- En los lotes donde hay una pérdida casi total del cultivo, las plantas presentan el brotado de los granos que todavía se encuentran dentro de la vaina, con alta carga de hongos en la planta.


2.- Lotes donde hubo mermas en el rendimiento de alrededor del 50%, con una baja calidad de granos (brotado, partido, enmohecido).


3.- Lotes que fueron cosechados antes del temporal sin mermas en el rendimiento.
Ante cada situación particular, el productor deberá analizar si es conveniente económicamente cosechar el cultivo, es decir, si puede llegar a cubrir el costo de cosecha.

A modo de ejemplo, en las figuras 1 y 2 se muestran algunos casos puntuales referidos por productores de la zona:

El Suelo

En este contexto, la “falta de piso” para ingresar a los lotes con las cosechadoras será una situación muy frecuente.

Si se toma la decisión de cosechar con el suelo por encima de su capacidad portante, se producirá degradación de su estructura (compactación) cuyos efectos sobre la infiltración y el movimiento del agua en el suelo se manifestarán una vez que se haya terminado la situación de anegamiento.

También puede verse afectada la calidad de siembra del próximo cultivo, ya que al estar compactado por sectores, será más difícil conseguir una profundidad de siembra uniforme.


Para solucionar el problema de la compactación puede utilizarse una labranza vertical antes de la próxima siembra. De esta manera, se podrían romper los agregados masivos que se generaron al compactarse el suelo, aumentando el volumen de poros, principalmente de macroporos.

Esto mejorará la infiltración del agua, reduciendo en el lote los sectores encharcados y aumentando el agua disponible en el suelo.

Es importante tener en cuenta que los agregados resultantes del laboreo mecánico son poco estables y deben estabilizarse con aportes de materia orgánica por lo que hay que tratar de mantener el suelo siempre con cultivos, preferiblemente gramíneas, que con sus sistemas radicales fasciculados (en cabellera) contribuyen a su estabilización.

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Figura 1. Muestra de granos tomada en un lote de Zenón Pereyra.  Este productor estaría en condiciones de cosechar en unos días si se mantienen las condiciones de buen tiempo. Según averiguaciones del mismo productor, las cerealeras le aplicarían un 75% de castigo sobre el precio y la recepción de la mercadería estaría supeditada a que el comprador cuente con semilla en buen estado para mezclarla.

 

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Figura 2. Soja cosechada en San Carlos el 20 de abril con un altísimo porcentaje de granos dañados (brotados, fermentados y podridos). 
La soja de segunda estaría menos afectada, aunque se produjo la caída de las hojas por el anegamiento. Esto ha interrumpido el ciclo con la consiguiente merma en los rendimientos. Si las condiciones climáticas acompañan hasta la cosecha (mediados de mayo) 
la calidad de la semilla no se vería tan afectada 

 


Otro aspecto a tener en cuenta es que, con el anegamiento, se genera en el suelo un ambiente anaeróbico en el que ocurre la reducción de nitrógeno, manganeso, hierro y azufre a formas no disponibles para las plantas.

La clorosis (amarillamiento) que se observa en los cultivos que crecen en suelos anegados, es consecuencia de la insuficiencia de estos nutrientes y de la falta de oxígeno.

Además, dependiendo de la concentración salina y del tipo de sales que contenga el agua de la napa freática, puede haber una alteración en la composición (concentración de aniones y cationes) de la solución del suelo en los horizontes influenciados por el ascenso de la misma.

Por eso, cuando se retire el exceso de agua y el suelo vuelva a una condición hídrica de no saturación, se recomienda realizar una evaluación de su condición química (pH, conductividad eléctrica, materia orgánica, nitrógeno y fósforo) y diagramar un plan de fertilización acorde.

Si la situación climática se revierte entre abril y mayo y finaliza el anegamiento, se deberá analizar la posibilidad de sembrar un cultivo de invierno. Entre los aspectos favorables de sembrar trigo o algún otro, se destacan:

1) La oportunidad de utilizar el agua disponible en el perfil, lo que contribuirá al descenso del nivel freático;
2) la competencia que ejerce el cultivo sobre las malezas y;
3) la recomposición de la estructura del suelo por el desarrollo de su sistema radicular.


Si la decisión es trabajar con soja o maíz de primera, otra alternativa es sembrar un cultivo de cobertura invernal.

 

Cosecha y almacenaje.

Análisis previo a la cosecha. Conveniencia o no de realizarla

Frente a estas circunstancias, las pérdidas pueden ser muy elevadas y es por eso que antes de reiniciar la cosecha es prioritario que el productor realice una serie de análisis de situación que le permita tomar decisiones siguiendo un orden de prioridad, a saber:


- Evaluar condiciones del cultivo (nivel de daño por brotado, daños por chinches, manchado, enmohecido, humedad del grano a cosecha), para establecer prioridades durante la cosecha: dar prioridad a los que presentan picaduras de chinches y dejar para el final (o descartar) los lotes que presenten mayor proporción de granos brotados.


- Calcular el sobrecosto que representará el secado de los lotes donde se mezclen granos brotados con granos sanos, dado que no se recomienda el almacenamiento en silobolsas ya que, seguramente, la humedad a la cosecha será superior a 14%.


- Profundidad del nivel freático en los lotes. En suelos donde la napa esté alrededor de 0,8m de profundidad, es posible que el suelo no pueda generar la sustentabilidad necesaria para el paso de la maquinaria.


- Mayores costos de cosecha en estas situaciones de falta de piso.
Cabe destacar que, agronómicamente hablando, siempre es mejor cosechar un cultivo antes que dejarlo en el campo.

Si esto no ocurriera, y en la siguiente campaña se realiza el mismo cultivo, las semillas que quedan en el lote se convierten en una competencia difícil de controlar.

Cosecha con falta de piso

Una de las soluciones que existen para la cosecha en estas condiciones, es el aumento de la flotabilidad y transitabilidad de las cosechadoras mediante adaptaciones especiales.

La flotabilidad se mejora reduciendo la presión específica (kg/cm2) de los neumáticos sobre el suelo, para lo que existen dos formas: a) reducir el peso de la cosechadora (cosechadoras livianas) y/o b) aumentar el ancho y largo de pisada del tren delantero y trasero. 

El equipamiento de doble tracción hidrostática o mecánica, resulta fundamental para aumentar la transitabilidad de las cosechadoras y especialmente como ayuda, cuando se empieza a notar falta de tracción por principio de empantanamiento.

En este caso, es sumamente importante que el conductor tome la rápida decisión de salir del corte y escapar a zona segura (la vuelta anterior).

Frente a estas circunstancias, se deben delimitar estas áreas de tránsito peligroso y proceder a su recolección luego de finalizado el o los lotes a cosechar.

A continuación, algunos consejos generales para enfrentar situaciones de cosecha con falta de piso durante la cosecha:

  • Especial atención al mantenimiento y regulación en el cabezal de corte, para permitir una velocidad de 6 km/h o más.
  • En lo posible, adicionar rodados a los cabezales, fijándolos en la viga inferior de modo que solo se apoyen en el momento del corte, para disminuir su incidencia sobre el tren delantero descargando parte de su peso en el suelo.
  • Para mantener la velocidad indicada de avance, será necesaria una correcta regulación de las piezas de trilla y separación; además de un correcto mantenimiento de los batidores y/o preparación de mixtos.
  • Las cosechadoras deberán ser preferentemente con doble tracción y contar con neumáticos radiales duales o triales. Para mayor seguridad deberá contar con rodados de alta flotación sobre el eje delantero.
  • El eje trasero debería contar con radiales duales o mejor aún, de alta flotación.
  • Cargar la tolva de la cosechadora a media capacidad y descargar en cabeceras seguras.
  • Los carros tolveros deberán contar también, en lo posible, con rodados para alta flotación y los tractores con doble tracción y neumáticos radiales duales.
  • Los carros tolva deberán cargarse a ¾ de su capacidad y ser descargados sobre camión fuera del lote.
  • En cuanto a los camiones que tengan que realizar fletes cortos en caminos con problemas de falta de piso, también pueden utilizar neumáticos de alta flotación, disponibles en el mercado.
  • Una vez solucionado el problema de la transitabilidad y flotabilidad de la cosechadora, queda por resolver la cosecha propiamente dicha, o sea, la regulación de la cosechadora frente a particularidades que se pueden presentar.
  • Dadas las malas condiciones en las que se presenta el cultivo de soja se deberá ser especialmente cuidadoso al respecto.

 

Poscosecha

En muchas ocasiones, el estado de la red de caminos impide la llegada de camiones en el momento de la cosecha.

Frente a este problema, el almacenaje temporario en silobolsa constituye normalmente una buena opción de bajo costo.

Sin embargo, si no se toman las decisiones correctas, se puede deteriorar la mercadería lograda, dado que la mezcla de granos dañados y en especial los podridos o brotados, con granos sanos y seguramente húmedos (+ de 14%), determinarán un rápido deterioro del total de los granos almacenados.

Los granos dañados con la tierra y otras impurezas, llevan una carga de humedad y microorganismos que deteriorarán rápidamente la calidad de la mercadería.

Si no se cuenta con un sistema de limpieza previo al almacenaje y la calidad del grano está muy deteriorada, no es recomendable el acopio en silo bolsa más de 5 días, porque comenzará a tomar mal olor (causa de castigo) y se producirá un progresivo deterioro general de su calidad.

Otros posibles usos de los granos de soja cosechados en estas condiciones:

La colonización de microorganismos como hongos (notoriamente observable por el oscurecimiento de las plantas), la apertura de la vaina y brotado de los granos en ella, han disminuido notablemente la calidad comercial como consecuencia de la disminución de su calidad nutricional.

Al respecto de la cuantificación de proteínas, este dato se puede conocer de manera rápida mediante una determinación química.

Sin embargo, la biodisponibilidad y la digestibilidad de las proteínas alteradas por el proceso de brotado, no pueden ser determinadas de modo sencillo, por lo que no se podría saber si el consumo de estos granos producirían el aporte nutricional esperado.

En este contexto, si se desea utilizar el grano para alimentación humana o animal, una vez normalizada y estabilizada la humedad del grano, se debe corroborar su aptitud para alimentación mediante un análisis de micotoxinas. 


Específicamente si la decisión es utilizar los granos para la alimentación del ganado lechero, se deberá ser muy cuidadoso en la proporción de la dieta que puede ocupar, pre-tratamientos necesarios y categorías de ganado a los que se va a suministrar y posible contaminación del alimento. Para mayor detalle en estos temas se recomienda consultar el documento “Cómo utilizar la soja y sus sub-productos en la alimentación del ganado lechero”. Más información aquí


En caso de que el uso como alimento no sea posible, se podría evaluar la extracción del aceite para producir biodiesel.

Si bien esta opción no sería mayormente afectada por las micotoxinas, la humedad elevada en los granos provoca el deterioro de los aceites, lo que conlleva a una mayor cantidad de ácidos grasos libres y de compuestos derivados de la oxidación, como peróxidos, epóxidos y radicales libres, que afectan al biocombustible elaborado.

La mayor cantidad de ácidos grasos libres provocaría la necesidad de  incorporación de una etapa de pretratamiento y/o una etapa extra durante el refinado mientras que los productos de oxidación deben ser neutralizados y controlados para evitar que produzcan el deterioro del producto final.

Fuente: INTA

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