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Más de 60 muertos en un motín carcelario en Brasil

Las autoridades creen que comenzó por la pelea entre miembros de distintas bandas: el FDN, que tiene un gran poder en la región norte del país, y el Primer Comando de la Capital (PCC), asentado en Sao Paulo.
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Al menos 60 muertos durante un violento enfrentamiento entre dos facciones rivales en un complejo penitenciario de Manaos, capital del estado de Amazonía, confirmaron este lunes fuentes oficiales.

El secretario de Seguridad Pública del estado, Sergio Fontes, confirmó en una rueda de prensa que se trata de la "mayor masacre del sistema de prisiones de Amazonas", el cual está principalmente controlado por el clan Familia do Norte (FDN).

"Tuvimos la noche más sangrienta de la historia del estado en los presidios", declaró Fontes tras la conclusión del motín, que se inició el domingo y finalizó la mañana del lunes, según consignó la agencia de noticias EFE.

Las autoridades creen que la rebelión comenzó por la pelea entre miembros del FDN, que tiene un gran poder en la región norte del país, y el Primer Comando de la Capital (PCC), asentado en Sao Paulo.

El motín, que duró 17 horas, provocó una masacre en el interior del Complejo Penitenciario Anísio Jobim (Compaj) y varios cuerpos fueron decapitados, mutilados y quemados.

"Infelizmente estamos delante de la mayor y más horrible masacre ya practicada en los presidios de Brasil", aseguró Epitácio Almeida, presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la OAB en Amazonía, quien participó en las negociaciones con los presos para liberar a los 12 funcionarios que habían sido hechos rehenes.



En declaraciones a EFE, la OAB precisó que Familia do Norte (FDN) es un aliado coyuntural del poderoso Comando Vermelho (Comando Rojo), una mafia con base en Río de Janeiro y rival del PCC, organización que surgió en la década de los 90 en los presidios paulistas.

"Fueron muertes muy violentas, con descuartizamientos y decapitaciones con los que le pasaron un recado al PCC", puntualizó Fontes.

Las reyertas entre bandas son comunes en las cárceles de Brasil, las cuales sufren un problema de superpoblación y hacinamiento, según han denunciado varias organizaciones de derechos humanos.

Durante la rebelión huyeron unos 90 presos, aunque unos cuarenta ya fueron capturados nuevamente, de acuerdo con las primeras informaciones.

Fuente: Telam

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