Mario Massaccesi convocó a una multitud y dejó varias reflexiones

A pocos días de cumplirse el 30° aniversario de la creación del Grupo de Ayuda a Mujeres Agropecuarias, la celebración fue multitudinaria.


Fueron unas 650 personas las que colmaron el Salón de Industrias de la Sociedad Rural de Rafaela para asistir a un festejo de tres décadas de recorrido por los derechos, los espacios, las necesidades de las mujeres del campo, de la ciudad, en un espacio que ha cobijado a decenas de integrantes a lo largo de su historia y sigue haciendo camino.
Con el reconocimiento de este aniversario por parte del Concejo Municipal de Rafaela, un video que resumió de forma breve los inicios y le puso rostro a muchas de las protagonistas, incluída Ana Piovano, que fue la primera presidente, a la responsable actual del espacio, Romina Romero, pasando por Norma Bessone, Ana Ferrero, o Betty Borgogno; el evento tomó el ritmo necesario para que ingrese el orador de la tarde.
Mario Massaccesi, despertó un aplauso sincero y sostenido, mientras recorrió un ingreso donde las sonrisas, las manos en alto, los abrazos y las fotos, los videos hicieron que la charla sea un camino de emociones y sensaciones que se sostuvo por más de una hora y media.
Bien conocido por su trabajo en televisión como conductor y periodista, es coach y escritor, pero sobre todo un divulgador del sentido común.
En su contacto con los medios de comunicación, previo al encuentro con el público, reconoció que “en las charlas, no tengo un guión. Tengo conceptos muy claros, pero he aprendido que tanto en la vida como en las charlas, es mejor no tener un guión, porque eso te permite ver qué va ocurriendo. Y es la mejor oportunidad para estar presente, porque me cansé de repetir libretos, sobre todo en la vida”.
Con un recorrido sobre situaciones vividas personalmente, con los aprendizajes de sus propios sufrimientos, pero también de sus alegrías, trató de trasladar la idea de “sacarse el lastre de la vida, lo que me está reteniendo en un lugar y me quedo ahí viviendo, en el drama, la tragedia, el abandono, pero hay que vivir la realidad, el presente, creo que hay otros lugares posibles, más allá de lo que te pasó”.
“No podemos cambiar el pasado, ya está. Y el pasado nos constituye. Pero la buena noticia es que sí puedo cambiarme yo respecto del pasado que me tocó”.
Con la anécdota de un encuentro con una chica, en la siesta de este sábado por la tarde, en una jornada soleada, habló de la emoción, de valorar lo bueno incluso en los peores momentos.
La idea de la charla fue permitirle a muchos darse cuenta. “Muchas veces estamos abrazados a un cactus. Nos duele, nos lastima, pero seguimos ahí. Sin darnos cuenta que además hay muchas otras posibilidades”.
Mario recorre sus vivencias, los dolores de una madre que nunca le preguntó cómo le iba en su trabajo, pero que sí le enseñó a abrir las puertas de su casa, a tener el valor del trabajo, del respeto. Pero pudo con los años dejar de lado los mandatos familiares, perdonar, entender, dejar de padecir algunas situaciones, pero sin la firmeza del egocentrismo.
Para Massaccesi, “todos los días tenés que hacer algo por alguien”, pero también “todos los días hago algo para mi”, no necesariamente con dinero, sino disfrutar un momento.
Que nunca tenés que preguntarle al otro por qué, sino para qué. Que mi casa, tanto en mi infancia “Primero hay que limpiar la mata, la idea de la charla es poder ver qué mata hay en tu vida, muchas veces son árboles, con raíces muy profundas. Por lo menos empezá a deshojarlo. No digo que lo vas a sacar de raíz, porque cada uno tiene su tiempo. Hay quien primero empieza de a poquito, hay quien espera el otoño para que sea más fácil, hay quien directamente dice ya no aguanto más, lo saco de cuajo. Es un proceso, cada uno toma su propia decisión”.
Su mensaje es claro, “nada se puede superar si no lo aceptas. Hay cosas que yo no las puedo modificar. Si las resisto, pago consecuencias muy altas. Si las niego, vivo en una mentira. Si las camuflo, soy un gran actor y un gran manipulador de la vida. Hay cosas que son. Nunca es triste la verdad lo que no tienes remedio, dice Serrano, y yo creo que es eso, poner la verdad”.
“Todos estamos atravesados más o menos por las mismas situaciones. Culpas, miedos, juicios espantosos que tenemos hacia nosotros o hacia los demás, vergüenzas, porque estamos condicionados por la mirada ajena, linaje familiar”.
Su alternativa es sencilla, “creo que el camino espiritual es vivir desde el sentido común. Yo meto la pata, trato de ser lo mejor que puedo y vivir tranquilo. Para mí el gran concepto de la felicidad es dormirme con la conciencia tranquila para levantarme feliz al otro día”.
“Para que eso ocurra, tenés que vivir completo. Si hay algo que no podés solucionar, acéptalo. Si todavía está en vos la posibilidad de solucionarlo, move lo que te dije y andá a solucionarlo, son procesos, pero hay que dar ese primer paso para que en algún momento las cosas cambien. Además hay que tener coraje”.
Animando a todos en el auditorio, invitó a no obligarse antes las diferentes situaciones, pero sabiendo que “aún cuando vos pongas las mejores intenciones, la gente igual va a hablar. Entonces yo prefiero que hablen porque soy feliz, aunque me critiquen, a que hablen porque soy un infeliz”.
Para muchos, la charla fue reveladora, hombres y mujeres emocionados ante una prédica sencilla, llevadera, graciosa, pero muy profunda, que dejó ideas para sentir la vida de una forma diferente y optmista.