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Un rafaelino ganó el concurso de astrofotografía más importante del mundo

El fotógrafo Eduardo Schaberger le tomó una imagen al Sol y captó el momento en que desprendía un filamento con forma de interrogante.
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Nació hace 50 años en Rafaela (a 245 kilómetros al noroeste de Rosario) y se crió con un abuelo albañil y una abuela ama de casa que no lo dejaban "estar en la Luna". Ni falta hacía, Eduardo Schaberger, en un hogar donde sus adultos no habían podido llegar a tercer grado, se la pasaba leyendo libros y mirando al cielo. Tanto le gustaba todo lo que veía ahí arriba que en séptimo grado decidió cambiar el viaje de estudios a Córdoba por el libro "Cosmos" de Carl Sagan. "En casa no sobraba la plata y mi abuelo me di a elegir entre el viaje o el libro". No dudó: se inclinó por el texto del astrofísico estadounidense que descubrió las altas temperaturas de Venus.

Schaberger aún guarda aquél libro entre sus tesoros. Pero, ahora, este autodidacta de la fotografía y aficionado a la astronomía sumará a ese texto y telescopios, otra presea: el premio de 1500 libras esterlinas (652.200 pesos) por ganar una de las 9 categorías del concurso de astrofotografía más importante del mundo. El rafaelino fue nada más ni nada menos quien tomó una imagen al sol y captó el momento en que el astro desprendía una "prominencia" (por ser de gas, distinto a la llamarada que es de fuego), con forma de interrogación.

La imagen a primera vista parece una alfombra naranja o el pelaje de un perro Golden. Pero no, se trata del retrato de la estrella más cercana y más estudiada por la ciencia. Y formará parte de una muestra que comienza este fin de semana y durará un año en el Museo de Greenwich, en el Reino Unido. También el sol del rafaelino será parte de un libro que recibirá de regalo. El jurado la calificó como una foto " creativa y detallada".

"Estoy muy emocionado y honrado de anunciar que mi fotografía, 'A sun question' (una pregunta sobre el sol), es la ganadora de la categoría Nuestro Sol, del concurso Astronómico del Año 2023, organizado por el Museo de Greenwich de Reino Unido". El anuncio lo hizo el propio premiado en su Instagram . Repitió la emoción y los detalles de su trabajo con La Capital.

La toma la captó una mañana de octubre de 2022, con 28 grados de temperatura. "Es la mejor época para fotografiar al sol, porque hay más estabilidad atmosférica", explica Schaberger antes de agregar que trabaja con velocidades de exposición rapidísimas, de milésimas de segundos. Usa cámaras astronómicas (un telescopio solar HA como lente y un cilindro electrónico conectado a una notebook desde donde contrala las ISO (sensibilidad) y los tiempos de exposición. Las tomas son ráfagas de 120 imágenes por segundo.

"Usé un filtro especial que de toda la luz solar solo deja pasar el hidrógeno lo que da el tono rojo de la capa de la cromósfera, por eso parece el pelaje de un perro, pero no es pelo: es gas supercaliente", se ríe. "En cambio -agrega- cuando miramos a simple vista o con una máscara de soldar vemos la fotósfera, que es más brillante y superficial".

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El primer telescopio de Schaberger lo tuvo recién al cumplir sus 36 años, pero nada le impidió seguir curioseando el firmamento, tanto de día como de noche. Comenzó a fotografiar con cámaras de unos pocos píxeles.

"Al principio tomaba imágenes de nebulosas o paisajes de la vía láctea, que son más constantes. Pero es sol es más desafiante: cambia minuto a minuto, tiene reacciones efímeras. La primera vez que accedí a un telescopio solar fue en 2018, gracias a una agrupación que está cerca de Rafaela y ya no dejé de tomar imágenes de él, sobre todo en la pandemia, cuando tenía más tiempo", cuenta.

Presentó cuatro imágenes en la categoría sol y con una salió premiada y otra llegó a ser finalista. También participó con dos fotos en la categoría Luna, y llegó a las finales.

Signo de pregunta

Cuando se le pregunta a Schaberger en que pensó cuando vio el signo de interrogación confesó: "Sentí que me decía, soy un enigma, me investigan y me miran pero aún tengo muchas preguntas abiertas para la ciencia".

El rafaelino no irá a recibir el premio por cuestiones económicas, y como su sol, se interroga cómo podrá traerlo al país con las restricciones al ingreso de las divisas extranjeras. Pero no se muestra totalmente preocupado por eso. Por ahora disfruta del galardón por ser el único latinoamericano premiado que se suma a galardonados de Portugal, Alemania, Francia, España, Estados Unidos y asiáticos. Su foto subió al podio entre 4 mil imágenes de astrofotógrafos de 64 países.

Seguirá mirando el cielo desde su Rafaela natal donde hace tiempo da charlas en las escuelas de la región llevando su propio telescopio bajo el brazo.

"Hace unos días me llamaron de una escuelita de Eusebia. Los chicos de 4to grado iban a dar el sistema solar y la maestra me preguntó si podía ir. Le pregunté cuantos alumnos tenía y me dijo 'ocho'. Entonces le propuse hacer una charla con los 50 chicos de la escuela", dijo este hombre quien tras leer Cosmos de Sagan, cree que todo lo que está en el cielo es para que lo mire el mundo entero.

Fuente: La Capital (Laura Vilche)

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