Un proyecto rosarino busca que comedores produzcan biogás con sus residuos
Cáscaras de verduras, restos de frutas y yerba usada que puedan encender hornallas de comedores. A grandes rasgos, es la idea que le permitió a la biblioteca popular Lisandro de la Torre, en Rosario, conseguir financiación para llevar a cabo un proyecto para capacitar a personas e implementar biodigestores en organizaciones sociales que alimentan a cientos de personas todos los días en la ciudad. La iniciativa surgió en pandemia, ante la carencia de servicios básicos y hasta llegó a tener un prototipo que sirvió como experiencia para, ahora, intentar replicarlo y escalarlo en la actualidad para que los comedores de Rosario puedan usar biogás a partir del reciclaje de residuos orgánicos para cocinar hasta dos comidas diarias.
El proyecto es el único de Rosario que fue seleccionado por el programa Iniciativas Sustentables que llevan adelante los bancos de Santa Fe, Entre Ríos, San Juan y Santa Cruz. Se presentaron 98 iniciativas, hubo 20 seleccionadas y siete de ellas son de la provincia.
El proyecto busca capacitar a voluntarios de comedores y organizaciones sociales del barrio para que implementen biodigestores en sus instalaciones que les permitan generar, a partir del reciclaje de sus propios residuos orgánicos, gas de baja presión para cocinar hasta dos veces por día o para acondicionar la temperatura de los ambientes.
La vicepresidenta de la biblioteca, Bárbara Bercovich, explicó que el proyecto surgió en plena pandemia ante las carencias que surgieron a partir del aislamiento, cuando quedaron expuestas las faltas de insumos básicos para comedores y organizaciones que reciben personas todos los días. La idea fue, desde la biblioteca, empezar a generar iniciativas sustentables que puedan aplicarse en el territorio.
Entre los primeros proyectos, se pensaron colectores solares para tener agua caliente y biodigestores, que permiten darle un uso útil a los residuos orgánicos sólidos para generar biogás para, por ejemplo, los anafes de los comedores.
“Veníamos con la idea de armar una línea sustentable en la biblioteca y en pandemia empezamos a pensar que estas iniciativas se pueden aplicar a la realidad territorial ante la falta de gas o agua caliente”, explicó Bárbara, que es biotécnologa, trabaja en la Oficina de Vinculación Tecnológica del Centro Científico Tecnológico (CCT) Conicet Rosario y sus ratos libres los pasa en la biblioteca buscando implementar, junto al resto de la comunidad, medidas de este tipo para colaborar.
El primer prototipo del biodigestor lo probaron en un comedora finales del 2020 y fue asistido por biotecnólogos que se prestaron para dar una mano. Bárbara recordó: “El prototipo se armó con la gente del barrio, que se re sumó. Pero era todo voluntario y fue difícil de sostener, tanto por lo económico como por el tiempo que lleva. Aunque la experiencia valió porque aprendimos a hacerlo”.
“A partir de esto, pensamos en buscar financiamiento para poder retribuirle a la gente que nos da una mano, aunque sea algunos honorarios o el traslado”, agregó. Tras una presentación en el 2022 en la que no fueron seleccionados, volvieron a intentarlo este año y consiguieron la posibilidad de financiarse gracias al programa Iniciativas Sustentables de la Fundación del Banco de Santa Fe.