La inflación de mayo se proyecta como la más baja de los últimos dos años
El Ministerio de Economía oficializó el último viernes la postergación del aumento de tarifas previsto para este mes para sostener el proceso de baja de inflación. Se sustenta en los resultados fiscales obtenidos desde diciembre, según explicó el ministro Luis Caputo.
Sin embargo, algunos analistas consideran que, en definitiva, lo que hace el Gobierno es volver a reprimir más que bajar la inflación, el textual de la resolución oficial apuntó que la decisión se tomaba con el objetivo de “consolidar el proceso de desinflación llevado adelante por el Gobierno”, por lo que consideró “razonable y prudente” poner un freno a la suba.
La medida, calculan en los estudios privados, tendrá un importante impacto descendente superior al que se preveía pocas semanas antes en la variación del IPC de mayo, de casi 2 puntos porcentuales. Eso permitiría alcanzar un índice ya no simplemente de un dígito sino, incluso, de un dígito bajo.
El problema, sin embargo, es que simplemente se pospone para junio y, sobre todo, para el segundo semestre. La estrategia de corto plazo es más evidente: exceptuando los regulados, los precios de los bienes apaciguaron marcadamente su ritmo de suba.
A tal punto que la categoría alimentos y bebidas, con un peso determinante en el IPC, habría registrado deflación según las mediciones de analistas privados que recaban datos de supermercados. No sólo eso, de acuerdo al índice de Precios Barriales que elabora ISEPCI, el precio de los alimentos en comercios de cercanía del conurbano bonaerense cayeron 0,8% en abril. La primera semana de este mes, en tanto la tendencia se mantendría.
Relevamientos privados
Es lo que muestra, por ejemplo, la medición de la consultora de Ramiro Castiñeira, que relevó una inflación de alimentos 3% en las últimas cuatro semanas, con un avance de 1,2% en los primeros días de mayo, en la que suelen concentrarse los aumentos en las listas de los proveedores del supermercado.
También la medición de Econviews que dirige Miguel Kiguel aportó buenas noticias, con un avance general de los alimentos de 1,9% impulsado por la estacionalidad de los productos de verdulería, que anotaron una suba de 3,8% pero una caída de 0,4% de los productos de almacén, sin estacionalidad.
Para la consultora Eco Go, en tanto, los alimentos subieron en la primera semana de mayo 1,1%, lo que lleva la proyección de inflación general por debajo del 5% mensual. Para más precisión, la consultora de Marina Dal Poggetto prevé una suba de precios de “apenas” 4,2% “Inflación postergada: las medidas del Gobierno permiten posponer hasta 1,8 puntos porcentuales de la inflación prevista para mayo”, fundamentó la consultora.
De confirmarse semejante proyección, habría que remontarse a enero de 2022 para encontrar un índice inferior. Ese mes, el IPC marcó 3,9% para tomar a partir de ahí un impulso irrefrenable que ni siquiera a fuerza de represión de precios y congelamientos pudo detenerse. Es decir que incluso si la inflación rozara 5% en mayo, índice que parece posible tras la postergación de las subas de los servicios públicos, se trataría del menor indicador en más de dos años.
Por lo pronto, sería casi la mitad de lo que se espera anuncie el Gobierno el próximo marte para el relevamiento de abril.
Los analistas consultados por el Banco Central en el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) pronosticaron un indicador de 9,5% para el mes pasado aunque, tras el dato de inflación porteña de 9,8%, esa estimación volvió a recortarse y se prevé ahora que el IPC nacional se ubicará finalmente en 8 por ciento.
Es, por caso, la estimación del JP Morgan, que prevé una tasa de 8,2%, con una tendencia que se mantendría a la baja en los meses siguientes hacia el 5% mensual. Vale recordar que el Gobierno confesó ante inversores que apunta a un IPC entre 2% y 3% hacia fin de año. Pero existen dudas de cómo se alcanzará este objetivo.
Inquietudes para junio
Por un lado, la primera inquietud es junio, cuando se asume quedarán sin efecto las demoras en los ajustes y el efecto de las correcciones en precios como los de las prepagas.
“La cuestión en todo caso será cómo continuará el proceso en junio cuando esos efectos puntuales ya no estén y si se retoman los ajustes postergados”, apuntaron desde la consultora Outlier.
Pero la inquietud va más allá de junio y se extiende a todo el segundo semestre por lo que, se asume, será la recomposición de ingresos reales. Es de esperar que tal recomposición derive en una mejora del consumo, lo que eventualmente podría abrir la puerta a la recuperación de márgenes de ganancias por parte de los productores de bienes que hoy, ante el derrape de la producción y ventas en varios sectores, como la construcción y la industria manufacturera, corrigen precios a la baja.