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A 14 años del día en que el Salado entró a la ciudad de Santa Fe

El 29 de abril de 2003, mientras numerosos vecinos de los barrios del suroeste se trepaban a la defensa para observar el "pelo" del agua, el río se coló por donde no esperaban. Mira el video con imágenes impactantes.
Santa Fe

El 29 de abril de 2003, mientras numerosos vecinos de los barrios del suroeste se trepaban a la defensa para observar el "pelo" del agua, el río se coló por donde no esperaban. Una obra inaugurada, pero inconclusa, en la Circunvalación Oeste permitió que el Salado –en su mayor crecida histórica– llegara a tener en algunos puntos de la ciudad una altura mayor a la que medía al otro lado del terraplén.

"Ese día, la ciudad de Santa Fe se encontró con una situación inédita, donde el agua desbordada del río Salado comenzó a ingresar a la altura del Hipódromo", explicó el director del Centro Regional Litoral del Instituto Nacional del Agua (INA), ingeniero Carlos Paoli. Y continuó: "Se produjo una crecida mayor a las registradas hasta ese momento, el río desbordó, se encontró con una defensa que protegía aguas abajo. Esa obra –la de la defensa– llegaba hasta la zona del Hipódromo, pero en su extremo norte tenía un lugar abierto, donde el terreno era más bajo y el agua empezó a ingresar por ese lugar".

Al hacer referencia a la obra de la Circunvalación Oeste, Paoli detalló que "hubo dos tramos completos, pero el tercero no estaba terminado". A esa situación se sumó que "esa crecida fue del orden de unos 4.000 metros cúbicos por segundo, mientras que el promedio registrado históricamente era de 2.600 a 2.700 hasta ese entonces".

A 14 años de ese 29 de abril que marcó para siempre a los barrios santafesinos y por si alguien aún se niega a creer, el ingeniero fue claro y terminante: "La defensa de la ciudad nunca fue pasada por la crecida. Durante 2003 el agua entró por donde no había defensa".

El periodista de UNO Santa Fe Juan Trento fue uno de los cronistas en la capital de la provincia durante esos días para LT10. En el relato de lo ocurrido se visualiza una vez más el minuto a minuto de esa jornada: "Una vez que el agua entró por la Circunvalación Oeste, no paró más. Llegó hasta el sur de la ciudad y comenzó a inundar barrio Schneider, el Cementerio, Barranquitas, Villa del Parque, San Lorenzo, Chalet, Centenario, la cancha de Colón... Es más, el agua dio la vuelta hasta inundar también Cruz Roja Argentina hasta Juan de Garay".

En la descripción de lo que ocurrió tras el ingreso del Salado, Paoli continuó: "El agua se fue acumulando dentro de la zona urbana, porque no tenía por dónde salir. Tal es así que a la altura del puente Carretero, el agua acumulada dentro de la ciudad tenía un metro y medio más que el nivel del río Salado al otro lado de la defensa".

"Una de las primeras cuestiones que técnicamente el INA aconsejó fue abrir brechas en el terraplén. Hubo dos grandes que se abrieron, una fue en la parte sur y otra casi al lado del Carretero. Por ahí, en 48 horas se alivió parte del anegamiento –indicó el ingeniero y acotó: El agua quedó en lugares muy bajos, donde era imposible extraerla de esa forma. Ahí se fue evacuando con más tiempo".

Más allá de la orfandad

El registro fotográfico de la inundación del río Salado es el testimonio más fehaciente de lo que vivió la mayoría de los santafesinos y santafesinas durante esos días. La sensación de orfandad, por un lado; la colaboración espontánea de todos, por otro. Escuelas y medios de comunicación fueron el primer esqueleto del entramado de ayuda.

Médicos y docentes asistiendo en improvisados refugios a las familias inundadas; estudiantes ayudando a salvar vidas y pertenencias, saliendo a pie de los barrios, con el agua a la cintura. Periodistas junto a los vecinos colocando bolsas de arena en un infructuoso esfuerzo por proteger el Hospital de Niños; o conectando donaciones con pedidos de ayuda. Y todos ellos, al mismo tiempo, también inundados o afectados de alguna otra manera a nivel personal.

Para quienes trabajan a diario en torno a la situación hídrica, el golpe también fue muy fuerte. Carlos Paoli lo sintetizó: "A los técnicos nos afectó muchísimo. El 29 de abril para nosotros significó un impacto muy grande... Fue una sensación de decir por qué no insistimos más con las advertencias de las medidas de prevención. Nosotros habíamos advertido a las autoridades que era posible que pudieran producirse situaciones de ese tipo...".

Horas, días, meses después de ese 29 de abril el agua se fue, pero el río quedó impregnado para siempre en los santafesinos. Es doloroso recordar y, a la vez, tan necesario. Por todos, por los que vieron inundarse su casa; y por los que no pero estuvieron ahí, también. Que se haga justicia.


Fuente: UNO Santa Fe 

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