"Uno de los mejores mandatos que tuvo la Argentina"

Este fue el último discurso de Arturo Humberto Illia unos días antes de su caída en manos de los militares con Onganía a la cabeza.


Le decían que era una tortuga porque ejercía la presidencia con el respeto que merece una democracia. La división de poderes era para él una meta innegociable.
Pero los argentinos, urgentes, apurados, maliciosos, antidemocraticos, impacientes, inmaduros, volvimos a tropezar con esa misma piedra. Pueblo indiferente a los movimientos políticos y sin visión de futuro dejó mansamente que los milícos vuelvan al poder.
El 28 de junio de 1966, hace hoy 50 años, la junta militar encabezada por el general Pistarini, el almirante Varela y el brigadier Álvarez decidió que Juan Carlos Onganía debía hacerse cargo de la presidencia.
Solo unos pocos acompañaron al Illia, muchos, entre ellos los peronistas proscriptos y los sindicalistas autoritarios y violentos y militares enemigos del republicanismo, celebraron la decisión.
Para la población fue un hecho político más. Salvo los radicales más cercanos, los ciudadanos de a pie, como siempre nos miramos el ombligo y dejamos pasar el tren de la historia.
En este día de reflexión, yo le reclamaría a Don Arturo Illia que devuelva todo lo que se llevó de la casa rosada. Todo su capital: honestidad, decencia, patriotismo, respeto, ética, humildad, austeridad, compromiso, valor y sabiduría. Lamento Don Arturo que se haya llevado para los tiempos ese capital intransferible.
Pasaron 50 años de decadencia desde aquel día y los gobiernos que vinieron no encontraron esas virtudes en la casa rosada, porque usted Las expuso abiertamente y se perdieron, o los que pasaron prefirieron otros atajos más sencillos.
Onganía, Levingston, Lanusse, Campora, Peron, Isabel, Videla, Viola, Galtieri, Bignone, Alfonsin (el único que entendió su legado) Menem, De la Rua, los 5 presidentes de una semana trágica (innombrables) Duhalde, Kirchner Y Fernández De Kirchner.
¿Se da cuenta, Don Arturo...? Hace 50 años lo echaron de la casa de gobierno habiendo protagonizado uno de los mejores mandatos que tuvo la argentina. Pero claro, era muy lento, decían los hipócritas de siempre.
Los que después encontraron razones para apoyar otros golpes, aclamar a Héctor Cámpora, la vuelta de Perón, la guerrilla insoportable de los montoneros y el ERP cobijados bajo el paraguas del viejo general, que no pudo detener la traición de los imberbes, una bailarina nocturna en la rosada con un brujo al lado, otra vez los milicos, más muertes, desaparecidos y por si esto fuera poco, una guerra.
Dijimos en el 83 nunca más...sin embargo su gran amigo y correligionario no pudo terminar el mandato porque, entre sus errores y la desesperación del peronismo por volver al poder, protagonizamos otro papelón institucional y así seguimos, mientras los valores que usted representó Don Arturo, se perdieron en el tiempo. Se fueron con usted y con su muerte.
Hace 50 años lo echaron de la casa de gobierno con la más cruel indiferencia popular como respuesta y es allí donde la buena política perdió lo poco que quedaba.
Don Arturo se fue a su casa, triste y sin un peso. Pero también se llevó el único capital que a sus sucesores les faltó en estos 50 años. La decencia y el respeto.
Dios quiera que en algún rincón de la rosada alguien encuentre por allí escondidos esos valores que usted representó para los que amamos la república.
Por ahora solo gracias a los dineros públicos, hay nuevos ricos revoleando dólares por arriba de un convento.
Mire como quedamos Don Arturo. ¿Se da cuenta...? Espero sepa entender. Somos incorregibles.....
EL DERROCAMIENTO
Illia asumió la presidencia el 12 de octubre de 1963 con el 25,8% de los votos y el peronismo proscripto.
El líder radical cayó el 28 de junio de 1966. Debió dejar el poder a las 7.30 de la mañana de ese día, cuando lo desalojaron de la Casa de Gobierno tres militares y la guardia de infantería de la Policía Federal.
Se le criticaban una presunta inoperancia en la gestión -se lo calificaba de "tortuga"- y la llegada al poder con el peronismo prohibido. Una de sus medidas más recordadas fue la sanción de la ley de medicamentos que ponía límites a los abusos de los laboratorios. Pero hoy su cualidad más destacada es la austeridad en su vida y la honestidad con la que siempre se manejó.
El mandatario radical permaneció en su despacho desde el lunes 27 hasta el momento de su salida forzada del poder. Había inaugurado una escuela en Bell Ville, Córdoba, pero al regresar se recluyó en su oficina.
En la madrugada del 28, cuando se enteró del comienzo del operativo golpista, Illia aprobó un comunicado que decía "en mi calidad de comandante en jefe de las FF.AA., he dispuesto el relevo del general Pistarini con el fin de que se defienda el orden constitucional".
El jefe del ejército le contestó en cuestión de minutos con otra comunicación oficial que señalaba que el comunicado del presidente carecía de valor.
A las 5:15 de ese 28 de junio, se presentaron en la Casa de Gobierno el general Julio Alsogaray y los coroneles Luis Perlinger y Luis Premoli para sacar del poder a Illia. En el tercer intento de desalojo, el jefe de Estado se retiró, pero antes discutió con los militares.
Al general Alsogaray le dijo: "Usted es un usurpador que se vale de la fuerza de los cañones y de los soldados de la Constitución".
Alsogaray lo invitó a salir de la Casa de Gobierno para evitar "hechos de violencia"; Illia respondió: "¿De qué violencia me habla? La violencia la acaban de desatar ustedes en la república. Yo he predicado en todo el país la paz, he asegurado en todo el país la libertad. Ustedes no tienen nada que ver con el Ejército de San Martín y de Belgrano. El país les recriminará siempre esta usurpación y hasta dudo de que sus propias conciencias puedan explicar lo hecho".
A las 6:00 de la mañana, Perlinger le reiteró a Illia a que se retirara. El presidente se fue a las 7:30, forzado por la infantería de la policía. Al día siguiente, Juan Carlos Onganía asumió el poder