El lago Nahuel Huapi contaminado con materia fecal y metales pesados
El problema tiene dos vetas. La más fuerte y renombrada es el colapso de la planta de tratamiento de efluentes cloacales de Bariloche, que se traduce en constantes vertidos de materia fecal cruda al espejo de agua.
Pero también hay análisis que detectaron la presencia de metales pesados, cuyo origen todavía no está claro.
El 23 de diciembre pasado, la senadora Magdalena Odarda y la vecina Ana Wieman, de la ONG Árbol de Pie, presentaron un recurso de amparo al que hasta la semana pasada se sumaron más de 6 mil vecinos.
"Queríamos conseguir unas cien adhesiones, pero el impacto fue brutal, porque no es una campaña digital en la que la gente pone un mail y su nombre, sino que fueron uno por uno a firmar y dejar una copia de su DNI en el juzgado", explicó Wieman.
La gota que rebalsó el vaso fue el derrame de alrededor de un millón de litros de efluentes cloacales sin tratar al Nahuel Huapi en diciembre del año pasado, aunque el problema viene de larga data.
¿Los demandados? El Poder Ejecutivo de Río Negro, el Departamento Provincial de Aguas (DPA) y la Secretaría de Ambiente, además de la concesionaria de la planta de tratamiento de líquidos cloacales.
"En forma rutinaria, y con mucha frecuencia, se realizan vuelcos de crudo cuando colapsa la planta. Ello se debe a la capacidad insuficiente de la planta para tratar las aguas residuales de un gran número de habitantes. Esta metodología de emergencia se lleva a cabo desde hace muchos años, con consecuencias negativas que se acumulan en el tiempo", resumieron las amparistas en su escrito.
Odarda y Wieman hicieron dos propuestas. Primera: hacer una serie de obras con las que "se lograría duplicar los usuarios del actual sistema", mientras se busca una solución definitiva. Segunda: que los organismos del Estado, como el Centro Atómico Bariloche o el INVAP, con sedes en la zona, "construyan sus propias plantas de tratamiento terciario, con eliminación de metales pesados".
Metales pesados
Nota aparte merece la situación del Centro Atómico Bariloche (CAB) y del Instituto Balseiro, para los cuales los vecinos reclaman una planta de tratamiento propia, sobre todo ahora que está en pleno desarrollo una ampliación de sus instalaciones que incluye 28 edificios nuevos. En una situación similar está el INVAP.
Un estudio realizado en 2009 por la Universidad del Comahue detectó la presencia de cromo, mercurio, plomo y contaminación bacteriológica en las inmediaciones de la vieja planta cloacal del CAB.
Los pobladores organizados en la Asociación Civil Árbol de Pie y Vecinos en Defensa de Bahía Serena y las Costas Libres hicieron un reclamo a la Comisión Nacional de Energía Atómica (Cnea), porque el centro sólo tenía un tanque Imhoff, que retenía en una reja los sólidos (que eran retirados por un camión atmosférico) y vertía el líquido restante al lago, sin ningún tipo de tratamiento.
Esa planta era compartida con la vecina Escuela Militar de Montaña.
Lo cierto es que 50 años después de su instalación y de usar el lago como inodoro, el CAB y la escuela se conectaron a un caño de la planta de la ciudad, el llamado "colector oeste".
Pero los vecinos se manifestaron insatisfechos porque por ese entonces estaba avanzado un proyecto para hacer una planta propia para el centro atómico y se optó por una solución parcial que no resuelve el problema de fondo.
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Fuente: Infobae