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Brasil teme a la falta de oxígeno y de lugar en los cementerios

Con más de 12 millones de contagios y casi 300 mil muertes, el país atraviesa el peor momento de la pandemia. La ocupación en terapia intensiva superó largamente el 80%, los cementerios están abiertos día y noche y hasta se han registrado robos de dosis de vacunas.
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El país pasó la primera semana con más del 80% del sistema sanitario colapsado y sin que fuera confirmado el cardiólogo Marcelo Queiroga como ministro de Salud, en virtud de que el actual titular de la cartera, general Eduardo Pazuello, negocia su permanencia en otra área del Gobierno para no perder fueros ya que está investigado por negligencia frente a la pandemia.

En este dramático cuadro de situación el presidente Jair Bolsonaro puso este martes en funciones en un acto fuera de agenda al nuevo ministro de Salud.

El estado de cuarentena y de colapso hospitalario en gran parte del país, por ejemplo, provocó la caída de los homicidios en Río de Janeiro durante febrero a niveles históricos, mientras que en Natal, capital del estado de Río Grande do Norte, este lunes dos hombres armados fueron detenidos luego de robar 20 dosis de vacuna contra el coronavirus de una sala de primeros auxilios.

La provisión de oxígeno se transformó en una de las agendas de Brasil: incluso la multinacional Ambev anunció que transformará una fábrica de cerveza en Riberao Preto, San Pablo, en una planta productora de oxígeno hospitalario para el estado de San Pablo, que este lunes superó los 1.000 muertos en 24 horas, un récord que llevará a Brasil a cumplir en próximas horas los 300.000 fallecimientos por Covid-19.

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